Llegan los problemas con la compañía por una avería que casi no le permite utilizar el fijo. Problemas que siempre pueden resolverse con las comprobaciones habituales de «1,2,3,4» y con algún que otro golpe a la parte del micrófono.
Lo mejor es el análisis de Isidro, entendiendo que funciona así de mal porque tiene el «síntoma de la liebre» y recomendando al pobre Daniel que se compre un galgo. «Mira que mi mujer quería un perro», respondía en una conversación algo surrealista.