Este mínimo se ha constatado a través del bajo recuento actual de manchas solares. En ese sentido, la ciencia dicta que el Sol gestiona su actividad por ciclos y que, cuando uno está cerca de terminarse, la mayoría de sus manchas desaparecen. A mayor cantidad de manchas, mayor es la luz y el calor que desprende su núcleo, y viceversa.
De hecho, la última vez que se obtuvo un recuento parecido, la Tierra vivió una mini era glacial, entre los años 1650 y 1715, provocando periodos de frío, hambruna, terremotos…
¿Podría llegar a ocurrir actualmente?
A raíz de las suposiciones vertidas por su astrónomo Tony Phillips, la NASA ha querido salir al paso y aclarar que no existe ningún peligro inminente para la Tierra en relación a este asunto.
¿Razón? El calentamiento global. Como todos sabemos, nuestro estilo de vida difiere mucho del que se tenía hace tres siglos, lo que a efectos prácticos, nos protege de las bajadas de temperatura.
Tanto es así que la agencia espacial ha confirmado que este mínimo de actividad registrado en el Sol solo vendría a compensar unos pocos años de calentamiento global provocado por las actividades humanas.
Para terminar de tranquilizar a la población, sus expertos apuntan lo siguiente: «El calentamiento causado por emisiones de gases de efecto invernadero por la quema humana de combustibles fósiles es seis veces mayor que el posible enfriamiento durante décadas de un mínimo solar prolongado».
No obstante y a pesar de este pequeña ayuda, el cambio climático debe seguir siendo un enemigo a combatir para toda la humanidad.