Sorprende ver que en el equipo haya tanto dominio de los instrumentos, piano y armónica entre ellos, aunque nuestros oyentes no se quedan atrás. Jimena es la primera atrevida que confiesa estar aprendiendo a tocar el violín, mientras Raúl lleva desde muy pequeño tocando la trompeta.
Rubén, por su parte, tiene una curiosa anécdota en Dublín, donde vivió un éxito fugaz como maestro de la armónica. Se compró una de manera simbólica y probó a tocarla en un restaurante sin tener ni idea. Lo más llamativo es que todo el recinto se giró y comenzó a aplaudirle.