Después de un pequeño lío con los cursos prematrimoniales, llegó la hora del Padre Nuestro y de perdonar los pecados. Aquí la conversación comenzó a tener un matiz… Algo picante.
No ha sido necesario ser explícito para saber de qué habla nuestro sacerdote. Y la atrevida, firme con sus pensamientos puros. Al menos, antes de consumar el matrimonio.
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