El Padre Montalvo ha querido preocuparse por toda su «gente querida» y ha llamado a esta atrevida para saber cómo está llevando el desconfinamiento. ¡Escucha!
Ella lo ha pasado cumpliendo cada medida de seguridad y ayudando a su madre en casa. Con el trabajo, las tareas del hogar y su faceta culinaria, no ha tenido tiempo para aburrirse: «Hacemos muchas cosas, no simplemente embobados viendo la tele«.
Pero no nos confiemos, el problema no ha terminado. Por ello, el Padre Montalvo y la oyente son precavidos y personalizan el Alabaré para tratar de mantener lo más lejos posible el coronavirus. ¡Y que no falte un Padre Nuestro!