Nuestro sacerdote se preocupa inicialmente por la salud de esta atrevida y el de toda su familia. Poco después, lamentaba tener que reducir el número de personas en el coro por la situación y daba la clave para mejorar el ánimo: «Hay que hacer cucharita».
No se refería a la romántica postura al dormir, sino a guisados como el que se había preparado de patatas con carne, que le llegan a durar hasta dos días. Estaba tan delicioso que lo acompañó con media barra de pan, y ahora su inmejorable figura se resiente.