Luis Larrodera vuelve a sorprendernos con el origen de algunas expresiones cotidianas como el «chinchín» de los brindis o el término «campechano«.
Aunque muchos piensan que el chinchín reproduce como una onomatopeya el efecto de dos copas chocando, nada tiene que ver con eso y sí con la cultura china.
Cuando los ingleses llegaron al país asiático, alucinaron con la desmedida amabilidad de sus ciudadanos, que no paraban de decir «por favor, por favor» en su idioma.
En amabilidad compiten también los mexicanos durante el siglo XIX. Los españoles que volvían de allí siempre hablaban de los «campechanos» y habitantes de la Península de Yucatán que tan bien le trataron.
¿Y el dicho «dársela con queso«? Tiene su origen en nuestro país, durante la Edad Media. Cuando debían vender un vino picado o de baja calidad, camuflaban su sabor sirviendo un poco de su queso manchego.
Esta otra frase que denota que no te están contando toda la verdad procede de los siglos XVI y XVII, época en la que estaba de moda llamar «gato» a la bolsa donde guardaba la gente el dinero.
Y claro, mucho merodeador y ladrón andaba por las calles en busca de esa pequeña fortuna, averiguando si la víctima llevaba o no el famoso gato que ocultaban debajo de su ropa.
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