Sea cara o barata, esta bicicleta de montaña de «muy poco uso» ha desquiciado por completo su dueño. Será la bici… O los interesados que no dejan de mandar mensajes al vendedor con preguntas sobre el modelo.
«Estoy hasta los santos ******* de que me preguntéis cosas de la bici», añadía en la descripción este hombre que se niega a contestar un solo mensaje más: «Quien la quiera, que me pague, se vaya a Parla y a ver si revienta». Menudo cariño la tiene…
Por otro lado, tenemos otra oferta fruto del desamor: En concreto, el de este pobre hombre que quiso «fastidiar» a su exmujer tras el divorcio… ¡Vendiendo la muñeca que coronaba la tarta de la boda!