No, la ensalada no homenajea al emperador César ni a nada relacionado con la Antigua Roma. En realidad, su creación pertenece a César Cardini, reputado chef italiano de la primera mitad del siglo XX que pasó gran parte de su vida en Tijuana (México). En una ocasión, le pidieron una ensalada y, al quedarse sin ingredientes, echó lo que le sobraba: lechuga, huevo, limones y pan seco.
El carpaccio sí guarda su origen en Italia, precisamente en los mismos años en los que nació la ensalada César. En esta ocasión, el cocinero Giuseppe Cipriani se sacó este nombre de la manga al recordar que, durante ese período, había una exposición del artista Victtore Carpaccio.
Los nachos, como no podían ser de otra manera, conservan el nombre de su creador Ignacio Anaya, quien le otorgó este nombre a los comensales… ¡Creyendo que le habían preguntado por su propio nombre!