¿Qué estamos haciendo mal?
Acostarnos tarde y dormir menos de 8 horas. Sí, cómo lo oyes.
Y todo tiene una explicación. Te la contamos para que corrijas este mal hábito que podría estar afectando a tu cuerpo y a tu metabolismo.
Según un estudio publicado en Obesity Reviews el estrés, la falta de sueño y el aumento de peso están relacionados entre sí.
El estrés nos hace liberar hormonas, especialmente adrenalina y noradrenalina. Esto provoca que nuestro organismo esté en alerta permanente porque cree que un peligro lo acecha. A su vez, segregamos cortisol, una hormona que ayuda al cuerpo para hacer un gran esfuerzo físico en situaciones de emergencia.
Todo este cócktel hormonal provoca que durmamos poco y mal y que al día siguiente nos levantemos ávidos de alimentos repletos de azúcar buscando la energía que nos facilite afrontar la hornada.
Este círculo vicioso nos lleva a engordar. ¡Así de fácil!
La solución: Buscar fórmulas para relajarte por la noche, como salir a caminar con un amigo, tomar alguna infusión relajante, tomar un baño caliente. Despídete del móvil y la televisión una media hora antes de irte a dormir y recupera la fantástica costumbre de leer un poco antes de irnos a la cama. Abre la ventana. La temperatura óptima para dormir oscila entre 15 y 19 grados. A esos grados el organismo quema grasa para mantener nuestra temperatura corporal.
La solución: Además de poner un candado en la nevera -es broma- coge un buen libro o practica sexo, pues se ha demostrado que ayuda a conciliar el sueño.
Un estudio de Appleton para la Universidad Central Queensland constató que más del 60% de las personas que tuvieron un orgasmo antes de acostarse, lograron un sueño más reparador y con mejor calidad
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