Juanan era el primer oyente en animarse, recordando las famosas «actividades de estudio», una alternativa a la asignatura de religión y que le permitía echarse una cabezadita entre clase y clase. «Solo te pedían que no hicieras ruido«, comentaba.
Joan, por su parte, prefiere no quedarse con ninguna y sí plantearnos una reflexión. El equipo atrevido se preguntaba el sentido de los algoritmos y de muchas otras fórmulas matemáticas, a lo que este le pasó la patata caliente a la música: «¿Os habéis parado a pensar para qué nos ha servido aprender a tocar flauta dulce?».