La dexametasona es uno de los medicamentos más habituales que se utilizan para reducir la inflamación. Es un corticoide de gran potencia barato y de fácil acceso.
Este medicamento no debe prescribirse a todos los contagiados por la Covid-19. Está comprobado que 19 de cada 20 pacientes que contraen la enfermedad mejoran sin tener que ser hospitalizados. La dexametasona debe suministrarse a aquellos que están hospitalizados y pasan a un estado grave de la enfermedad y que en ocasiones necesitan ventilación mecánica, alrededor de un 40%.
Barato y accesible
El tratamiento es de tan solo 10 días y no es caro puesto: unos 5’5 euros por paciente al día, unos 39 euros en total. Dada la tasas de contagio y el porcentaje de los pacientes que revisten gravedad, es un coste que cualquier Gobierno podría asumir.
Ya hay otro fármaco, remdesivir, que está demostrado acorta el periodo de recuperación en pacientes con COVID-19 y que se está administrando a enfermos en distintos países.