Cuidado con querer desinfectarlo todo ¡puedes intoxicarte! Estos son los productos que no debes mezclar

Nuria Serena

Lejía, amoniaco, vinagre, bicarbonato, alcohol, desatascadores, antigrasa… Desde que comenzó la crisis del Coronavirus seguro que no te falta ni uno de ellos en casa.

Pero ¡ojo! Ten mucho cuidado porque combinar estos productos o usarlos mal es peligroso.

Es lógico deducir que ahora que debemos tener cuidado extremo y desinfectar todo para evitar contagios lo mejor es  mezclar varios productos de limpieza. Ya te decimos que descartes la idea y vayas arrojando por el desagüe o el inodoro, esa pócima de Fierabrás que has creado con alcohol de quemar y amoniaco.

Cada producto de limpieza ha sido creado para un fin de específico. Y ¿eso qué quiere decir? Pues que no hay que inventar nada más porque lo único que podemos provocar es el efecto contrario. Que quede peor de lo que en un principio hubiésemos logrado.

Y es que algunas mezclas desactivan el efecto desinfectante o limpiador y lo peor, el olor que desprenden es altamente tóxico para nuestros pulmones. Es más, pueden ocasionar quemaduras en la piel, irritación en los ojos, diarreas y dolor abdominal, dolores de cabeza y en el peor de los casos, la muerte.

Importante: recuerda siempre que es recomendable que mientras limpias deberás ventilar la casa . Así lograrás evitar la concentración de gases en el aire. Esencial también es utilizar guantes para protegerla de cualquier lesión

 

Mezclas letales que quizá no conozcas

Lejía + amoniaco

 

La mezcla de ambos productos genera un gas llamado cloramina; muy tóxico, causa irritación, quemaduras y puede llegar a ser letal por los daños que causa en el aparato respiratorio.

 

Lejía + alcohol

La reacción de ambas sustancias puede formar compuestos cáusticos, como ácido clorhídrico o cloroformo.

 

Usar lejía y otros productos químicos sin guantes puede provocar quemaduras o irritaciones en la piel

Vinagre + agua oxigenada

Sí, algo aparentemente tan inocuo como el vinagre mezclado con agua oxigenada puede causar molestias e incluso dañar, piel, ojos y sistema respiratorio.

 

Vinagre + bicarbonato de sodio

Utilízalo con mascarilla para recrear la erupción de un volcán del trabajo escolar que debe hacer tu hijo en casa. Y no se te ocurra guardar la mezcla. Si se almacena en un recipiente cerrado, puede explotar.

 

Vinagre + lejía

Genera unos vapores tóxicos que llegan a provocar quemaduras en los ojos y los pulmones.

¿Qué hacer ante una intoxicación?

 

Lo ideal es prevenir este tipo de accidentes, pero si por error o desconocimiento uno teme haberse intoxicado, el Instituto Nacional de Toxicología ofrece algunos consejos sobre el procedimiento a seguir:

Cuando se produce una ingestión de un producto de limpieza con tensioactivos/agentes espumógenos:

  • Ingestas escasas: antiespumantes como aceite, una cucharadita, y líquidos como agua o leche, uno o medio vaso ingerido a pequeños sorbos.
  • Ingestas altas: valoración en urgencias.
  • No provocar el vómito ni realizar lavado gástrico.

Cuando se produce la ingestión de una lejía:

    • Ingestas pequeñas: evitar el vómito. Líquidos albuminosos (un vaso de agua o leche más una clara de huevo batida).
    • No provocar el vómito ni realizar lavado gástrico.

 

Dolor de cabeza, confusión o problemas respiratorios pueden ser síntomas de intoxicación por productos de limpieza

Cuando se ingiere un cáustico:

      • Retirar con gasa los restos de la boca, no deglutir. No dar nada por boca.
      • Podría ser beneficioso dar agua o leche en los primeros minutos sin forzar la ingestión.
      • No inducir el vómito. Tampoco realizar un lavado gástrico ni dar carbón activado.
      • No tratar de neutralizar con zumos, bicarbonato, vinagre, etc., porque se producen reacciones exotérmicas -se libera calor-, lo que aumenta el daño.

Si se derrama un cáustico o un irritante sobre la piel:

      • Retirar ropa, joyas, etc., que actúan como reservorio del producto.
      • Eliminar las partículas sólidas.
      • Lavado inmediato con agua durante al menos 20-30 minutos. En ocasiones pueden ser necesarios lavados más prolongados. En el caso de contacto con cáusticos especiales (fluorhídrico, fósforo), de uso profesional, el manejo es más especializado.
      • No emplear antídotos químicos, es decir, sustancias para “neutralizar” el corrosivo o cáustico, como el zumo de limón, el bicarbonato, etc. porque se producen reacciones exotérmicas que agravan la quemadura.
      • Evitar la auto-exposición en la persona que esté realizando la descontaminación o lavados. Deberá llevar guantes, mascarillas, gafas, etc. y empleará un chorro de agua a baja presión.

 

Si se da una salpicadura sobre los ojos:

      • Retirar las lentillas.
      • Lavado con agua o suero fisiológico, retrayendo bien el párpado, durante 10-20 minutos o incluso más tiempo en función del producto.
      • Cubrir los ojos con un apósito estéril y acudir urgencias.

Si se inhalan vapores tóxicos:

      • Retirar el sujeto de la zona evitando la contaminación secundaria (esto es, la exposición en los rescatadores).
      • Ventilación y oxigenación. Ambiente húmedo.
      • Buena hidratación.
      • Acudir a urgencias (radiografía, tratamiento sintomático)