Los perros pueden experimentar las mismas emociones que experimentamos las personas. Entre ellas, miedo, ansiedad, estrés o tristeza. De hecho, les puede afectar de manera leve o causarles verdaderos daños como náuseas y vómitos. Cualquier cambio repentino o situación diferente puede descolocarlos y hacer que su cuerpo reaccione negativamente.
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Lo primero de todo es conocer bien a tu mascota. Es importante cerciorarse de que no tiene ninguna enfermedad y que su estrés o ansiedad solo se da en fechas señaladas por los ruidos.
Cuando tu canino esté asustado, establece unas señales que le tranquilice. Una especie de código como caricias determinadas o un abrazo son fundamentales para que se calme. Muchos veterinarios usan feromonas, un remedio con efectividad muy alta que simula el olor de la madre en periodo de lactancia. Es una forma de tranquilizar a tu perro y que se sienta protegido.
Es muy importante que tengas en cuenta su alimentación. Algunos nutrientes son más relajantes que otros. No le des ningún alimento que pueda estimularle, busca una comida que contenga ciertos alimentos específicos para reducir el estrés.