Lo dice un estudio realizado por la Ulster University (Irlanda del Norte) mano a mano con la de Swansea (Gales) y que corrobora que los corredores que sonríen gastan menos oxígeno, trabajan de forma más económica y tienen un menor nivel de esfuerzo.
Muy sencillo.
Muestra:Los científicos han reunido un grupo de 24 corredores.
Equipación: Máscara. No por el Coronavirus, no. Si no para medir el consumo de óxigeno de cada uno de ellos durante la carrera.
Tiempo de la prueba: bloques de 4-6 minutos corriendo sobre cinta.
Obligación: Sonreir durante todo el tiempo de la prueba
Conclusión: los corredores que más sonrieron presentaron un consumo de oxígeno menor, controlaban el esfuerzo y economizaban energía. Quienes borraron su sonrisa en un momento determinado aumentaron los datos de todos esos parámetros.
El estudio, publicado en Psychology of Sport and Exercise, reveló que «economizaban un 2,8 por ciento más cuando sonreían que cuando arrugaban el entrecejo»
En el caso de los corredores profesionales una mejora del 2,8 por ciento, para un atleta de maratón que oscila entre 4:20 o 4:45 (el tiempo promedio para hombres y mujeres, respectivamente), significa una ganancia de unos 5 minutos. ¡Una ventaja increíble!
Tras el estudio, son muchos los que se han aventurado a señalar que la clave del éxito del plusmarquista mundial de maratón, el keniano Eliud Kipchoge, es su amplia sonrisa.
De hecho, el año pasado rompió en Viena el muro de las dos horas (1:59:40). Durante la maratón Kipchoge ofrecía un semblante sonriente y después explicó que sonreía para relajarse y sobrellevar el dolor.
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