De este modo, su abuela Socorro Castro terminó convirtiéndose en su referente más cercano. Esta que fallecía el pasado abril, dejó al irse un gran vacío en el corazón del artista.
Cuando creció, Cristian Castro recuperó la relación con su progenitor, aunque siempre aseguro que, más que una relación paternofilial, veía al humorista como un amigo. En una de sus últimas apariciones en televisión, el artista anunciaba que, durante su infancia, temía enormemente a su padre.
«Siempre tuve miedo, sinceramente, mucho miedo. Esa es la palabra. Veía un contraste tremendo en su personalidad”, expresaba este en el programa mexicano Fut Azteca. Su fuerte temperamento le intimidaba, según reconocía.
Ser hijo de quien era tampoco le facilitó las cosas con sus compañeros en el colegio. Estos se burlaban frecuentemente de él, recuerda, por el aspecto de su padre. «No quería que tuviera esas cejas tan largas. Me daba vergüenza«, confesaba. También fueron objetos de burla unas fotografías sexys de su madre para una revista.
«Me tuve que pelear muchas veces por mi mamá y por mi papá«, recuerda Castro. Una etapa difícil que más tarde lograría cicatrizar al reconciliarse con Manuel «El Loco» Valdés y recuperar la relación con este.