Nos encanta vernos morenos. Pero… ¿y si no nos hemos protegido bien? ¿Y si no prevenimos antes de que aparezcan las temidas manchas?
Las de la cara, al ser más visibles, siguen siendo las que más preocupan. Ahora, cómo hacemos para borrarlas en caso de que no se vayan con el bronceado.
A continuación, todas las respuestas.
La lección más importante en esta materia es comprender que la piel tiene memoria. Es decir, si se ha tomado mucho el sol de joven, por mucha protección que nos hayamos puesto, hay mucha probabilidad de que aparezcan manchitas a partir de los 40 años en las zonas más expuestas.
Dicho esto, el reto no es borrar las manchas en sí. Eso se puede conseguir, el verdadero reto reside en mantener bien la piel para evitar su reaparición.
Los expertos coinciden sobre el primer paso, ir a tu dermatólogo, sobre todo para evaluar qué tipos de manchas tienes: de edad, hormonales o de fotoenvejecimiento, que son las que hoy tratamos.
Para erradicarlas existen varios tratamientos: cremas con hidroquinona o ácido kógico, tratamiento de láser, crioterapia.
Las dos últimas no se aconsejan por diferentes motivos. Son remedios más caros y además, pueden dejar cicatriz y provocar la aparición de nuevas manchas.
Por otro lado, los cosméticos suelen ofrecer buenos resultados contra manchas leves. En caso de que sean muy oscuras, tendríamos que recurrir a nuestro dermatólogo para que nos recetase una fórmula exfoliante y despigmentante adaptada a nuestro tipo de piel.
Una vez eliminadas las manchas, llega la parte difícil: cambiar nuestros hábitos. Tendríamos que cambiar vestuario y horarios de salida para evitar el sol a toda costa. Es la única manera de evitar la reaparición de manchas, aislarse del sol.
¿Compensa? Seguramente no, y en España, menos.