El calor excesivo causa la pérdida de líquidos en nuestro organismo, lo que lleva a la deshidratación. Por ello, es tan importante prevenirlo como saber actuar en una situación en la que alguien a nuestro alrededor pueda haber sufrido una insolación. Para ello, te damos las pautas necesarias para prevenirla, reconocerla y actuar.
Lo más importante en estos casos es prevenirlo. Si nos mantenemos hidratados y llevamos a cabo algunos detalles más, evitaremos sufrir una insolación. Estos detalles pasan por:
– No hagas ejercicio en las horas en las que el sol es más intenso.
– Bebe muchos líquidos aunque no tengas sed. Estos pueden ser agua o zumos naturales de frutas.
– Evita el intenso sol en la cabeza. Para ello, utiliza gorras y sombreros.
– Evita las comidas calientes y abundantes.
– Aplícate crema solar antes de salir de casa y exponte al sol lo menos posible en las horas del mediodía.
Si una persona es víctima de un golpe de calor, lo más probable es que presente alguno de estos síntomas: mareo, dolor de cabeza, fatiga, desorientación o confusión, fiebre, convulsiones, pulso alterado, piel colorada o delirios.
Aún así, debes asegurarte de que se trata de una insolación, dado que algunos de estos síntomas son también manifestaciones de otros problemas en el organismo. En cualquier ocasión, lo más adecuado es acercar a la víctima al centro de salud.
No obstante, si se trata de una insolación, podemos actuar para reducir la gravedad del asunto antes de llevar a la persona en cuestión al hospital.