Las causas de que nuestros dientes no estén tan blancos cómo nos gustaría, pueden ser el tabaco, el café o una mala higiene bucal. La edad es otro factor determinante, nuestro esmalte se va desgastando y deja ver el color del tejido interno, la dentina, que es más amarillento.
Además de una adecuada higiene y visitar periódicamente al dentista hay pequeños gestos que pueden ayudarte a que tu sonrisa brille.
Cepillar muy fuerte los dientes erosiona el esmalte y esto hará que la dentina sea más visible.
Elige cepillos de cerda media o suave y no te cepilles inmediatamente después de tomar alimentos o bebidas ácidas, ya que aumentarás la erosión.
Además cambia tu cepillo cada dos meses cómo máximo ya que es una fuente de bacterias que trasladarás a tu boca.
Bebidas cómo el té y el vino tinto amarillean y tiñen los dientes.
El tabaco y el café poseen pigmentos (nicotina y alquitrán en el caso del tabaco) que se pegan en la superficie del diente haciendo que se vuelvan incluso negruzcos. Así que si fumas revisa tus dientes más a menudo.
Y al contrario, hay alimentos con propiedades blanqueadoras cómo los lácteos, las manzanas, las fresas, el brócoli, la coliflor y el apio.
Espera unos veinte minutos después de comer para cepillarte .
Si lo haces inmediatamente extenderás el ácido de la comida por toda la boca haciendo que el esmalte se desgaste.
Si usas colutorios bucales comprueba si llevan clorhexidina, muy eficaz contra la placa bacteriana pero deja los dientes con manchas oscuras.
Hay algunos remedios populares cómo usar vinagre para blanquear los dientes, que efectivamente elimina las manchas pero barre el esmalte haciendo que este se tiña más fácilmente.
El bicarbonato con limón es otro de estos remedios que no debes usar, su ácido hace que el efecto sea similar a frotar los dientes con un papel de lija.
Si tus dientes ya tienen muchas manchas puedes recurrir a un blanqueamiento dental.Para ello acude siempre a un profesional.