Y este hecho va a condicionar en gran medida la forma en la que debes maquillarte a partir de aquí. Te gusta marcar tus ojos, dar luz a tus mejillas y un tono de color a tus labios, pero mucho cuidado con tu piel, que estará sometida a una sudoración y humedad inéditas.
Por eso, lo primero que debemos hacer antes de comenzar a maquillarnos es preparar adecuadamente nuestra piel. Establecer un ritual de limpieza de piel (desmaquillante y tónico) para mantener nuestro pH equilibrado.
Los expertos: «la mascarilla propicia un ambiente húmedo en nuestra piel fomentando la acumulación de sudor y grasa en la piel. esto se traduce en hinchazón y brotes de acné»
Respecto a la crema hidratante, optar por aquellas con muchos activos antioxidantes y libres de grasa. Y ¿por qué? Muy sencillo, hay que poner freno a los radicales libres e intentar retener la humedad en la piel sin engrasarla para no obstruir el folículo.
Lo ideal, elegir cremas sin exceso de aceites grasos y dejar las más nutritivas para la noche. ¡Serán el mejor alimento para nuestra piel!
Y es que el uso de la mascarilla sea del tipo que sea, quirúrgica, FPP2, produce más humedad, incluso sudoración y eso podría causarnos irritaciones en la piel.
Rutina de limpieza profunda obligada cada noche: limpia la piel, refresca con tónico para cerrar los poros e hidrátala con una crema nutritiva que cumpla con la regeneración cutánea que necesitamos.
Y, una vez a la semana, hidratación profunda con mascarilla. Tú misma puedes hacerla en casa,
1. Mascarilla de yogur
Mezcla una cucharada de yogur natural con una cucharita de miel y un chorrito de zumo de limón.
2. Mascarilla de yema de huevo
Realiza un baño de vapor en tu rostro durante unos diez minutos para que se abran los poros. A continuación aplícate la mezcla de yema de un huevo con un par de cucharadas de miel
3. Mascarilla reafirmante de pepino
Licua un pepino maduro y mezcla el líquido con una clara de huevo y una cucharada de leche en polvo hasta lograr una masa espesa.
4. Mascarilla de aguacate