Ella es intérprete y en uno de sus exámenes debía contar una historia a través de signos. Conforme avanzaba intuía que estaba teniendo mucho éxito por las risas de sus compañeros e incluso de los profesores.
No fue hasta después de la prueba cuando se enteró de la verdad: en realidad, estaba representando mal el verbo «jugar«, indicando que en vez de eso estaba «dándole al tema«.
Por otro lado, Susana estaba alucinando cuando, una noche de fiesta, un hombre parecía que le estaba pidiendo mantener relaciones. En realidad, solo quería fuego.
Y acabamos con Naila, cuya experiencia fue aún más embarazosa al tener a toda una pollería muerta de la risa. Ella solo quería un trozo de pollo pequeño, aunque no le entendieron.
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