Hubo un tiempo en el que las canciones de Enrique Iglesias nos hacían más llorar que bailar, en el que el momento más oportuno para escucharlas era bajo la manta de la cama empapados en lágrimas.
Porque aunque en los últimos años el artista español nos ha bendecido con temas enérgicos que nos han hecho darlo todo sobre la pista de baile (véase Bailando o Súbeme la radio), los que seguimos su carrera desde los inicios nunca podremos olvidar esos años románticos en los que puso banda sonora a numerosas historias de amor.
«Subir al firmamento prendido de tu cuerpo es una experiencia religiosa«. ¿Cómo no íbamos a caer rendidas ante semejante forma de expresar los sentimientos? Ese chico del lunar que se nos presentaba artísticamente en el año 1995 con un disco en el que reinaban las baladas estaba apuntando con su música al centro de la diana: nuestro corazón. ¡Y vaya si nos dio!
Temas como Si tú te vas o Por amarte se sumaron a esa experiencia religiosa que nos hacía sentir un joven Enrique Iglesias con su música a sus apenas 20 años de edad. Todo un caramelo para las adolescentes del momento, que cayeron rendidas a esa mirada tierna que nos cantaba tan bonito.
Los 90 de Enrique Iglesias se cerraron con temas como Enamorado por primera vez o con un disco al que dio por nombre Cosas del amor. Estaba claro que las baladas pop seguían reinando en sus discos.
Los inicios del nuevo siglo no fueron muy diferentes. En la misma línea, Enrique Iglesias se convirtió en nuestro héroe con una de las canciones más recordadas de sus inicios. Por entonces el artista ya había comenzado a grabar sus discos pensando también en el público estadounidense, de manera que muchas de las canciones tenían su versión en español y en inglés.
En este disco, además, le llegó el amor al artista. En la grabación de Escape, Enrique Iglesias coincidió con la modelo y por entonces tenista Anna Kournikova, con la que comenzó una relación que dura hasta nuestros días y de la que han nacido sus tres hijos.
La fama del artista español seguía in crescendo tanto a uno como al otro lado del charco. No obstante, adentrados en la primera década del siglo, el artista comenzaba a introducir en su música sonidos más movidos y enérgicos.
Eso no nos quitó el seguir disfrutando de baladones como es el mítico Lloro por ti que incluyó en un álbum recopilatorio y que alcanzó aún más fama cuando más tarde decidió compartirla con Wisin & Yandel, dos de los pioneros del reguetón que ayudaron a empapar la música de Iglesias de sonidos latinos.
Los años siguientes demuestran cómo el artista cayó rendido a los nuevos sonidos que llegaban del sur de América. Sus discos comenzaron a ser una combinación de su esencia romántica con la vena más fiestera que reclamaban las discotecas.
Podías escuchar a Enrique Iglesias un sábado por la noche en cualquier garito, y llegar a casa y llorar a mares con sus baladas. El artista estaba eufórico y, en esa Euphoria (su noveno disco) seguía hablándonos de cuando se enamora.
Al siguiente disco lo llamo Sex and Love (traducido literalmente como Sexo y amor). En él Enrique Iglesias ponía nombre y apellidos a esa experiencia religiosa de finales de los 90 que ya no era un tabú. Este disco incluyó uno de sus mayores éxitos, Bailando, y la enérgica Noche y de día, pero también tenía de eso que nos llevaba compartiendo 20 años.
En este mismo paradigma llegó El perdedor, una de sus baladas más exitosas. El artista creció y maduró sin perder su esencia, hasta que se volvió completamente Loco. Esta canción, que compartió en un primer momento con el rey de la bachata, Romeo Santos, tuvo una versión muy especial con India Martínez que a día de hoy, nos sigue robando el aliento.
¿Cuál es tu balada favorita de Enrique Iglesias?
© Sociedad Española de Radio Difusión, S.L.U
© Sociedad Española de Radiodifusión realiza una reserva expresa de las reproducciones y usos de las obras y otras prestaciones accesibles desde este sitio web a medios de lectura mecánica u otros medios que resulten adecuados a tal fin de conformidad con el artículo 67.3 del Real Decreto-ley 24/2021, de 2 de noviembre.