Las rupturas siempre son procesos muy duros. A veces son de mutuo acuerdo, pero en otros casos dependen de una de las partes y la otra sufre mucho más. La situación se complica todavía más cuando hay papeleos de por medio y otros añadidos como una vivienda, separación de bienes o la custodia de uno o varios hijos.
El testimonio de Ana es demoledor. Llevaba 14 años casada antes de que ocurriera todo. Cuando volvió de viaje con su hijo, de 8 años, sus vecinos le contaron que su marido quedaba con otra mujer en casa. Cuando Ana lo supo, su marido les echó de casa a ella y a su hijo. Ahora mismo Ana está en el paro. No recibe ningún tipo de prestación y no puede vivir con sus padres por falta de espacio. Ha conseguido la custodia de su hijo y se ha mudado lejos de su familia. Por suerte es una mujer muy positiva, y su actitud le ayuda a sobrellevarlo.
*Texto: María Aragonés