Nos consta que hasta hace relativamente poco te comías un caballo con las herraduras puestas, pero este tipo de abusos ya no son para ti. En primer lugar, porque tu estómago ya no funciona como antes y en segundo porque debes ir ayudando a tu aparato digestivo a ir filtrando las impurezas de forma más acertada. Intenta:
– Comer más frutas y verduras.No solo porque, en el primer caso, contiene fructosa, para evitar que consumas más azúcar de la cuenta, sino que también te aportan vitaminas y minerales. Además, son diuréticas por lo que ayudarás a tu vesícula biliar y a tu hígado a hacer con mayor facilidad el trabajo de desintoxicación que tienen asignado. Cinco piezas de fruta al día es lo ideal.
– Aumenta el consumo de legumbres. Tres veces a la semana es la dosis recomendada. Te aportarán los nutrientes que necesitarás más debido a la edad.
– Toma más frutos secos. Un pequeño puñado al día es más que suficiente. Apuesta siempre por las opciones con poca sal y por los crudos (almendras y nueces, por poner dos ejemplos) para conseguir beneficiarte de sus propiedades.
– La carne, siempre de ave. Si llevas usando la píldora anticonceptiva desde los veinte años es más que probable que tengas carencia de ácido fólico y vitamina B. La carne de pollo o de pavo te ofrecerá todo lo necesario para que consigas suplir el descenso de los niveles en los citados nutrientes.
– Lácteos. Si te pasas a la leche vegetal, mejor. Sin embargo, no te olvides de incluir tres lácteos al día en tu dieta. Queso, yogur y derivados de tu elección son de vital importancia para tus huesos.
– Agua y bebidas saludables. Debes hidratarte de mejor manera, ya que tu cuerpo tardará más en avisarte de que hay algún problema. Por lo demás, apuesta siempre por infusiones o bebidas sin azúcar.
Llegó el tío Paco con la rebaja. Tus mejores años están por venir y por vivir si sigues estas recomendaciones:
– Adiós a la comida rápida. Ni las hamburguesas más pijas, ni los kebabs, ni las comidas que vengan en una bolsa de plástico (salvo las ensaladas) han de entrar en tu casa. La tentación es fuerte, pero recuerda que un cebollazo de 1200 calorías se puede convertir primero en una lorza y después en el inicio de un problema de colesterol alto que termine por costarte la vida. Sí, nos ponemos trágicos, pero seguro que así lo recordarás mejor.
– Las grasas en el escaparate. A nadie le hace daño un plato de jamón de vez en cuando o un chuletón, pero no cada fin de semana. Si lo dejas para ocasiones especiales lo saborearás mejor.
– Nada de alcohol. La copita de vino tinto de rigor tiene 140 calorías. Cada caña unas 80. Hay que disfrutar de la vida pero no está nada mal que seas consciente de las calorías del alcohol.