Sabemos que el calor es uno de los enemigos más difíciles de combatir. Todos hemos tenido esta conversación: «En invierno me puedo tapar mientras que en verano no puedo quitarme la piel». Un clásico.
Para mitigar el agobio de las altas temperaturas, existen dos remedios históricos que se ponen a prueba cada año por ver quién resiste en la guerra del tiempo: el aire acondicionado y el ventilador.
¿Cuál de los dos consume más en nuestras facturas? Hoy decantamos la balanza por el frescor.
Si bien es cierto que el ventilador es un artilugio más anticuado, su sencillez y buen precio le hacen ser muy atractivo de cara al consumidor.
No obstante, si se usa muchas horas seguidas, puede salirnos caro, como todo.
Por otro lado, el aire acondicionado es sin lugar a dudas la alternativa más costosa, no solo por la instalación, sino por la cantidad de electricidad que consume.
Igualmente, existen trucos para compaginar las dos opciones. Por ejemplo, poner el aire acondicionado solo durante una o dos horas cuando más calor haga, o en su defecto darse un par de remojones rápidos durante el día.
Todo depende de lo que la persona esté dispuesta a gastar. Los ventiladores convencionales solo remueven el aire sin enfriarlo, pero son más económicos, sin duda.
Una última opción sería comprar ventiladores de última generación, que además de remover, enfrían el aire. ¿Su precio? Desde 50€ para arriba.
¡Qué caro está el frío!
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