Si te ves identificado con estas situaciones puedes estar teniendo un problema de nomofobia (del inglés «no mobile phobia«).
Según un estudio realizado por Rastreator los españoles usamos el móvil una media de cuatro horas y diez minutos al día.
El sesenta por ciento afirma que lo primero y lo último que hace cada día es mirarlo y casi un 25 por ciento de la población se considera adicta al mismo.
Por ello es normal que cada vez haya más patologías relacionadas con el uso de móviles, contracturas, dificultad para dormir e incluso efectos psicológicos.
Cuando una persona con nomofobia se queda sin móvil pueden aparecer síntomas tales como taquicardia, ansiedad, dolor de cabeza y de estómago y pensamientos obsesivos.
En declaraciones a EFE Salud, Antonio de Dios, psicólogo del Hospital Quirón de Marbella apuntaba como causas de la nomofobia las siguientes:
Una dependencia de los demás, ya que el móvil es una manera de estar conectados, la baja autoestima y la inseguridad son de las causas más frecuentes de la nomofobia.
El deseo de complacer al otro es otra de las razones, si me llaman y no estoy conectado voy a decepcionar al otro, sentimos que estamos fallando a quien nos llama.
Puedes ir introduciendo pequeños hábitos como por ejemplo ponerlo en modo avión durante el trabajo o cuándo hagas alguna actividad que no requiera el uso del móvil.
Desactiva las notificaciones y guárdalo en un cajón a ratos e intenta apagarlo en reuniones y comidas familiares.
Ponte reloj, así la excusa no será mirar la hora en el móvil.
Prioriza la realidad al mundo virtual.
Todo esto será complicado porque estamos muy acostumbrados a la sobre estimulación del móvil pero si practicamos poco a poco el cerebro se irá desintoxicando.