Lo cierto es, y aunque parezca mentira, que muchas de las comidas y alimentos que consumimos no nos quitan el hambre como todos pensamos, sino que por el contrario… ¡nos dan más ganas de comer! Intentamos matar nuestra ansiedad y acabamos consiguiendo el efecto contrario… ¡Horror!
Descubre cuáles son estos alimentos que consumimos con tanta frecuencia y de los cuales no sabíamos esto.
1. Pan Blanco: el proceso de preparación del pan blanco hace que se pierda bastante contenido de fibra por lo que nos costará sentirnos más satisfechos y tenderemos a comer más de otras cosas o incluso a repetir la ración de pan, algo que podría acabar afectando a nuestros niveles de insulina.
2. Comida Basura: el quedarnos llenos con una hamburguesa o cualquier comida basura, es una sensación momentánea, ya que hay elementos que podemos encontrar en estas comidas que contribuyen a que queramos comer más. Esto se debe a que las grasas trans bloquean los controladores del apetito y finalmente harán que no nos sintamos satisfechos. Comienza así, el picoteo entre horas.
4. Sushi: aunque pensamos que estamos comiendo de lo más saludable cuando ingerimos este alimento japonés que tanto nos gusta, en realidad nos equivocamos. Prácticamente lo que estamos consumiendo son hidratos de carbono refinados que vienen del arroz que es la principal fuente de alimento con la que nos encontramos. La porción de pescado es demasiado pequeña como para conseguir fibra o proteína que nos sacie.
5. Alcohol: consumir alcohol aunque pensemos que si, no consigue llenarnos. Eso de sustituir las calorías de la comida por las calorías de bebidas alcohólicas es lo peor que podemos hacer. A parte de deshidratarnos, lo que conseguimos con esto es que busquemos como locos comer hidratos de carbono, por eso cuando volvemos de una noche de copas acabamos buscando desesperadamente cualquier sitio donde poder consumir algo de harinas, como una pizza, que consiga calmar un poco nuestro apetito.
6. Cereales infantiles: son una opción pésima para tomar a la hora del desayuno, ya que son alimentos que contienen muchos carbohidratos y no es lo mejor que puede recibir nuestro cuerpo a primera hora de la mañana. Además, al igual que la pasta o el pan aumentan nuestra insulina en sangre y también al despertarnos tenemos más cantidad de hormona tiroidea en el cuerpo por lo que es más difícil metabolizar los azúcares ingeridos, por lo que no tendremos la sensación de saciedad y pasaremos el resto de mañana con hambre.