Mimos constantes, conversaciones, fotos, ropitas, regalitos… Sus miradas nos derriten y sus patitas esponjosas nos obligan a abrazarles cada vez que podemos.
Es tan fuerte nuestro sentimiento que acabamos desarrollando un vínculo que es medible y cuantificable.
Atenta, si te ves reflejada en las siguientes diez señales, está claro, tienes un «perrhijo».
Y bien, ¿tienes un perrhijo? Coméntanoslo en redes sociales y continúa leyendo, pues según un estudio, este afecto desmedido podría estar relacionado con problemas de salud mental.
En 2018, el académico de la Universidad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM, Moisés Heiblum, realizó varios estudios que relacionaban los comportamientos mencionados anteriormente con la posibilidad de padecer algún tipo de trastorno psicológico, como depresión o carencias afectivas.
El especialista asegura que tratar a los animales como a hijos humanos provoca que las criaturas se vuelvan sumamente dependientes y las consecuencias para ellos no son buenas. En tu ausencia, pueden sufrir ataques de pánico e incluso desarrollar desórdenes alimenticios.
Conclusión: no es tu hijo, tú eres su líder. Que nunca falte amor, pero que la educación y el orden prevalezcan, no son humanos ni nunca lo serán.
Haciendo como que lo son, solo conseguirás convertirle en un perro desequilibrado. Recuerda, tú eres su única guía.