Que las relaciones de pareja requieren de una atención especial es un hecho. Cuando empiezan todo nos parece color de rosa, nos enamoramos y nos cuesta imaginarnos una vida sin esa persona. Aunque no lo creas, esta primera etapa marca la relación de tal manera que tratamos de alargarla lo máximo posible.
No trates de engañarte. La efusividad, el número de besos y los gestos de cariño se van reduciendo con el paso del tiempo, pero es posible cuidar la ilusión y el amor y hacer que perduren con los años.
La clave es establecer una relación sana y evitar algunas costumbres que suelen abocar a la pareja al divorcio o la separación.
Si quieres que tu relación sea para toda la vida y que se cumpla ese «hasta que la muerte nos separe» que os prometisteis en el altar, presta atención a los siguientes hábitos que mencionamos. Son fundamentales para mantener viva la llama.
Es imposible que en una relación haya diferencias, pero sí es posible evitar que esas diferencias se conviertan en discusiones que lo más probable es que terminen dañando la pareja. Por eso, lo aconsejable es no gritar. Decirlo más alto no te va a dar la razón, solo llevará a encender una llama que después te arrepentirás de haber prendido.
Por el contrario, tomárselo con madurez, establecer turnos de palabra y escuchar a la otra persona hace que las posibilidades de arreglar las diferencias sean mayores. Si os queréis de verdad, es posible.
Discutir y gritar ya no es una buena salida, pero si encima en plena discusión amenazas a tu pareja con el divorcio, no lo hace más fácil.
Qué típica es esa frase de «algún día salgo por esa puerta y no me vuelves a ver el pelo«. Piensa antes de hablar porque en caliente a veces se dicen cosas que no pensamos simplemente por querer mostrar al otro nuestro enojo.
Ya que hablamos de discutir y solucionar diferencias, otro acto habitual en este tipo de situaciones es abandonar la sala y dejar a la otra persona con un cabreo monumental. Esta actitud no hará más que alimentar su enfado.
Puedes pensar que quizá es mejor abandonar para contenerse a decir cosas que no piensas, pero lo más responsable es plantar cara a la situación y escuchar lo que el otro tiene que decirte. Si lo lleváis con madurez, tendrás tu momento para defenderte.
La comunicación es clave en una relación. Hablar mucho y de todo hace que la pareja se fortalezca y la confianza sea mucho mayor. Y no solo nos referimos a conversaciones triviales, sino también sobre incertidumbres o miedos. Cuando más compartáis el uno con el otro, más conectados estaréis.
Callarse algo que molesta del otro o contestar con el clásico «nada» cuando pregunta si estás molest@ por algo, solo sirve para que acumules ciertos detalles que luego se hacen bola y estallan. Y cuando estalla lo hace saltar todo por los aires. No quieres eso, ¿verdad?
En una pareja tan importante es cuidar el espacio personal y los momentos de intimidad de cada uno como no alejarse demasiado del otro. Claro que es importante hacer planes solo o con los amigos y amigas, independientemente de la pareja, pero no debes descuidar esta última.
Organizad planes juntos con frecuencia, como mencionamos en el punto anterior. Eso sí, intentad que no sea siempre el mismo miembro de la relación el que propone hacer algo. Lo importante es que haya iniciativa por ambas partes.
Si de verdad quieres, se pueden hacer muchos planes. Hasta el más sencillo como una noche de cine en casa sirve para mantener viva la llama. Lo importante es que la otra persona vea que quieres pasar tiempo con él/ella. Eso os ayudará también a evitar caer en la clásica rutina de pareja.
Uno de los errores más comunes en las relaciones es el de guardar rencor al otro. Cuando una discusión termina, hay que establecer un punto y aparte. Se supone que está todo arreglado, por lo que no tiene sentido que el tema vuelva a aparecer en la próxima diferencia que tengáis.
Aquí es importante destacar el valor del perdón. Si uno de los dos se ha equivocado, ha pedido perdón sinceramente y el otro lo ha aceptado, volver a sacar el tema es sinónimo de que el error no se ha perdonado.
El hecho de ocultar algo a tu pareja puede tener muchos matices. Puede que no le quieras hacer daño, puede que consideres que no sea algo que influya en vuestra relación y no viene al caso, pero lo que no puede ser, y en ese caso te estarías equivocando, es una manera de «cubrirte las espaldas» por un error que has cometido y que, de conocerse, pondría en peligro la pareja.
En ese caso, aunque no haya una pregunta directa por parte de la otra persona, lo más maduro es dar la cara y enfrentarse a las consecuencias. Si de verdad os queréis, lo superaréis. Tu gesto sincero puede poner la balanza a tu favor.
Los hijos son muy importantes. Lo más importante de nuestras vidas. Sin embargo, no debes permitir que estos te hagan descuidar la relación. Permitíos vuestros ratos íntimos y tened gestos de cariño y palabras bonitas frente a ellos, eso hará que se eduquen en un ambiente lleno de gestos amables y muestras de amor sinceras.
Otro de los mayores errores en una relación es tratar de cambiar a la otra persona. Tampoco prometer que vas a cambiar después de cometer un error. Si alguna vez te han dicho esto, lo más probable es que no haya sido así y más tarde te hayas dado cuenta.
En una relación cada uno acepta al otro como es y, cuando no es así, quizá es porque el amor ha llegado a su fin. Porque tratar de cambiar a alguien es estar buscando a otr@ en la persona equivocada. Ahí llega el momento de poner fin a lo vuestro.
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