¿A quién le gusta pagar impuestos? A nadie seguramente. Es por ello que un estadounidense ha decidido vengarse de la administración de una manera de lo más curiosa.
Ha pagado, ni más ni menos, que 300.000 dólares en monedas. Ha pedido ayuda a compañeros, ha comprado carretillas para llevar el dinero y allí se ha plantado para que contaran todo lo que traía encima. Es totalmente legal pero una faena para quien tuviera que contar todo. Tardaron más de 12 horas en finalizar.