Llega la Navidad y te pones a temblar y no de frío precisamente. Gastos y más gastos mientras la cuenta disminuye o las deudas aumentan. Malas cosas ambas sin que se pueda elegir con cuál de ellas quedarte. No hay elección, llega el tiempo de la fraternidad, de las comidas de empresa, las familiares, las cervecitas con los amigos que se alargan eternamente, aumentan las salidas, es tiempo de regalos… Uf, ¿por dónde empezar? Empecemos por planificar el presupuesto para intentar ahorrar en Navidad y no morir en el intento.
¡Como lo oyes! No te vamos a explicar cómo sobrevivir a la Navidad sin quedarte sin blanca, sino a que incluso ahorres. Si eres un incrédulo y has puesto una sonrisa en la cara, te adelantamos que estos consejos te los puedes aplicar para el resto de los meses del año, que sabemos que agosto también es duro.
Aunque hay casos en los que es imposible el ahorro, en la mayoría, una vez hemos descontado a nuestros ingresos los gastos habituales, tendremos el dinero que nos queda libre para el capítulo «otros gastos», «caprichos» o como lo quieras llamar. Hasta aquí, obvio. Pues bien, una vez llegado a este capítulo tendremos que hacer una lista con todas las personas a las que tenemos que regalar.
Dividiremos ese capítulo en tres partes. Una de ellas no se podrá gastar, las otras dos irán destinadas a salidas y a regalos. Llegados a este punto sabemos que en una amplísima mayoría de los casos nos estaremos preguntando: ¿cómo podremos llegar a todo con este dinero del capítulo que nos ocupa? Sí que podemos. ¿Por qué? Pues porque somos geniales y porque no es más feliz el que más tiene sino el que menos necesita.
Una de las cosas que podemos hacer es comprar el último viernes del mes de noviembre. Todas las tiendas crean de forma extraordinaria unos descuentos de mitad de temporada para ir adelantando las compras de regalos a precios más económicos. ¿Por qué no hacerlo? La lotería ya se puede comprar en verano, por qué no íbamos a poder hacer lo mismo con otro tipo de compras.
Ser prevenido nos hace valer por dos o lo que es lo mismo: no tener que tocar nuestro capítulo de «caprichos» de diciembre.
Disparar con pólvora ajena no es buena cosa cuando de ahorrar estamos hablando. Dos cosas a este respecto: si vamos a usar la tarjeta de crédito, será mejor evitarlo en los meses previos a diciembre para tener menos pagos ese mes. Procuremos que no nos merme el presupuesto del capítulo «caprichos«. Es decir, tenemos que procurar aminorar gastos evitables en los meses anteriores.
Una vez la usemos en diciembre, tendremos que ser conscientes del límite que vamos a gastar, así como del límite que podemos asumir en enero; porque enero llega, porque enero tiene 30 días, porque enero puede ser un mes terrible y porque enero también puede ser todo lo contrario si sabemos ser previsores.
Evitar comer el terreno de ese dinero del que disponemos es esencial para ahorrar. Las maneras, además de las anteriores, son infinitas. Solo se trata de echarle imaginación al asunto. El amigo invisible es una gran solución, especialmente en los entornos familiares o en las reuniones de amigos. Todos reciben regalos, pero todos solo tienen que regalar a uno.
Tirar de regalos hechos por uno mismo, aprovecharse de eventos gratuitos, viajes por los que pagas una ínfima parte y te llevan a un destino sorpresa, viajes rurales…
Repite conmigo: ya huele a Navidad.
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