Para ellos, el inicio de curso es pura emoción. Ven caras nuevas, estrenan libros y el ritmo de trabajo es al inicio muy relajado.
Sin embargo, los madrugones empiezan a pesar y su rendimiento empieza a mermarse. Hasta tal punto, que en la primera tutoría con la profesora te advierte: «No atiende, no es responsable, no hace la tarea…».
Todos estos problemas se solucionan con una rutina. Rocío Ramos-Paul aconseja que siempre vaya el niño con una agenda al colegio donde apunte todo lo que tiene que hacer.
Y, además, nos pone un reto: Sigamos una dinámica de llegar a casa, hacer las tareas, bañarse, cenar… Y antes de dormir, utilizar esa agenda para que ellos mismos preparen la mochila del día siguiente.
¿Te convence? Prueba a hacerlo en los próximos días y cuéntanos si tu hijo o hija ha mejorado sus despistes.
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