Nuestra experta en niños, Rocío Ramos-Paul, nos pone a prueba contándonos que una universidad ha publicado sobre por qué los niños se portan peor cuando están delante de la madre. El estudio lo achaca a una feromona. Pero, ¿de verdad hay que creérselo?
Esta universidad ha descubierto que se trata de una feromona. Que no es cuestión de que sean “blandas” con los niños o que pasen más tiempo con ellos y cojan más confianza. Según este estudio es algo químico. El niño huele la feromona enmascarada y a partir de ese momento empieza a enrabietarse.
Todo este estudio es mentira, pero mucha gente se ha creído estas afirmaciones. Si fuese real este caso, ¿qué pasaría con las familias monoparentales o del mismo sexo? Yo no tendría trabajo si esto fuese verdad.
En realidad los niños suelen comportarse peor cuanta más confianza tienen con alguien. Miden el límite al que pueden llegar con el padre, la madre o quién esté.
El mensaje educativo que quiero hacer con este “supuesto estudio” no es para los niños, es para los padres: ¡ojo, con lo que leemos! No podemos creernos todo. Nos pasamos el día diciéndoles a los niños que filtren la información de internet y que no se lo crean todo y luego hacemos lo mismo. Ojalá fuese la feromona la causante del mal comportamiento de los niños, todo sería mucho más fácil.
Quienes más les limitan, les ponen normas y les dan seguridad son con quienes peor se comportan los hijos. La cotidianidad es lo que hace que midan hasta dónde pueden llegar con su padre o su madre.
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