Pablo Alborán se pone nostálgico: así ha cambiado su vida en 10 años

Si a Pablo Alborán le hubieran preguntado en 2009 dónde se vería en 10 años, seguramente no hubiese podido imaginar todo lo que estaba a punto de comenzar. De tocar la guitarra ante su familia y amigos a realizar una exitosa gira mundial con su último disco hasta la fecha, Prometo.

El artista malagueño ha pasado de grabar vídeos caseros en casa para compartir sus canciones con el mundo a través de YouTube a que todas las miradas se posen sobre él en cualquier lugar que pise. Es uno de los artistas españoles con más proyección internacional (cuenta con cerca de cuatro millones y medio en redes sociales como Instagram) y, sin embargo, ni la fama ni el éxito le han hecho perder la humildad que tanto le caracteriza.

Estas últimas semanas Pablo Alborán está celebrando la gran acogida de Tabú, su nuevo trabajo musical en colaboración con Ava Max. Un momento adecuado para pararse a echar la vista atrás, allí donde todo comenzó.

 

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No dejéis jamás de soñar, ni de mirar al cielo. Era el verano del 2009, Luna llena. En el solar de un amigo que me contrató para cantar en su fiesta.. El soporte del micrófono era una antorcha y un palo de bambú atados con cinta aislante.. Lo que fuera por que escucharan mis letras. No dejéis de luchar por vuestro futuro, no dejéis pasar ni una sola oportunidad por extraña o pequeña que parezca. No dejéis jamás de soñar, ni de mirar al cielo.

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«No dejéis jamás de soñar, ni de mirar al cielo«. Con esta moraleja comienza y termina el texto que Pablo Alborán comparte junto a una fotografía de hace diez años, en la que este aparece junto a su guitarra y un soporte para el micrófono de fabricación artesanal.

«El soporte del micrófono era una antorcha y un palo de bambú atados con cinta aislante… Lo que fuera por que escucharan mis letras«, se sincera el artista, al mismo tiempo que anima a sus seguidores a luchar por hacer sus sueños realidad.

Aunque muchas cosas en la vida de Pablo Alborán han cambiado, fruto del éxito de su carrera, otras muchas se mantienen como hace 10 años. Y es que el malagueño no puede renegar de la tierra que le vio crecer, y es allí, junto a los suyos, donde encuentra la paz y se refugia siempre que puede o lo necesita.

Su micrófono ya tiene un soporte estable, y ahora son miles de personas las que esperan atentamente escuchar el primer acorde de su guitarra, pero Pablo Alborán sigue siendo el mismo. Ese chico de Málaga lleno de sueños que continúa mirando al cielo.

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