Suele ser muy cauteloso pero es cierto que el brillo de sus ojos delata la felicidad que le ha producido pisar el afamado proscenio. Pero su generosidad le invita a hablar de Marta Soto, a quién dio oportunidad de aparecer como telonera en una de las noches más importantes de este malagueño universal.
Londres le esperaba con los brazos abiertos y el alma suspendida y allí llegó acompañado de toda su familia para recorrer una y otra vez los alrededores del teatro con la mente siempre puesta en el concierto.
Pablo Alborán es un tipo feliz, y aunque lo hace pudorosamente, lo grita a los cuatro vientos. Y nosotros nos alegramos de que así sea. Porque se merece todo lo bueno que le está pasando.
Enhorabuena por tu Premio Dial