Ahora, un estudio corrobora las bondades de este «arte de la rumia» y asegura que al masticar se produce un flujo de sangre que llega al cerebro lo que mejora las habilidades de memoria. Un beneficio que se produce durante 15 o 20 minutos.
Pero ¡ojo! La mecánica que sugiere la Universidad Saint Lawrence de Nueva York, autora de la investigación, es la siguiente: hay que masticar el chicle antes de un examen para obtener la compensación durante el mismo.
El experimento se realizó con 224 estudiantes que fueron divididos en tres grupos. En el primero de ellos, los chicos accedieron a un examen tras haber masticado un chicle unos minutos antes de la prueba; el segundo de los grupos realizó este mecanismo durante el test; y el último, hizo el examen sin recurrir al chicle en ningún momento.
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