Las relaciones a distancia son perfectamente viables, a pesar de que tienen unas características concretas a las que debemos prestar especial atención. Podemos dividir este tipo de relaciones en tres tipos:
1-Las que ya están consolidadas: parejas que llevan tiempo juntas y que por los motivos que sea ahora se ven en la paradoja de tener que separarse físicamente.
2-Las parejas que se acaban de conocer: y por motivos laborales, estudios… deben mantenerse alejadas.
3-Las parejas 2.0: aquellas que se han conocido a través de Internet y aún no se han visto en persona.
En principio todos tenemos necesidad de proximidad física, y sabemos que las relaciones se fortalecen gracias a, entre otros motivos, esto, de manera que las circunstancias de nuestra relación podrían favorecer o dificultar el éxito de la misma.
La gran pregunta es ¿Cómo hacer que funcionen?
No dejar pasar lo que nos molesta: ya lo hemos comentado alguna vez, la comunicación es la base de cualquier tipo de relación. El tiempo de interacción parece tan escaso que “malgastarlo” en discusiones no nos apetece mucho, pero a veces es necesario.
Un poquito de organización: con las nuevas tecnologías la posibilidad de contacto es mucho mayor que hace veinte años, pero también conlleva ciertos riesgos, sobre todo el del “agobio por hiperdisponibilidad”. Que podamos hablar en cualquier momento por Whatsapp o la plataforma que sea no significa que necesariamente tengamos que hacerlo. Hay que tener en cuenta que cada uno tiene su propia vida.
Deja atrás los celos: para comenzar una relación distancia es imprescindible que ambos tengáis ganas y voluntad. Es importante que confíes en tu pareja.
No te conviertas en una persona emocionalmente dependiente: cuando os separéis, intenta en la medida de lo posible dedicarte tiempo a ti mismo y socializar con otras personas aparte de tu pareja. En definitiva, tener más tiempo para aquellos hobbies que por una razón u otra no podías hacer con tu novio/a.
Las relaciones a distancia se basan en echar de menos al otro, hace que aumente nuestra pasión por él/ella y favorece igualmente esa “idealización íntima” del otro; incluso cuando se mantienen menos interacciones diarias. Por eso, sobre todo, intenta sacar siempre el lado positivo de esta nueva situación. Centrarse en la emoción y las ganas del reencuentro. Y es que quien sabe, quizás la distancia y el respectivo encuentro, provoque después que se afiance mucho más la relación. ¿No creéis?
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