Según los expertos, la música activa, del mismo modo que el sexo o las drogas, los receptores opioídes del sistema nervioso, los cuales dan lugar a la aparición de la sensación de placer.
Es decir, la música provoca en nuestro organismo emociones muy intensas, como pueden ser la tristeza representada en llanto, la alegría o incluso relajación… es muy difícil saber cuáles son las causas o los procesos neuroquímicos que dan lugar a esto, pero lo que si está claro es que… ¡la música es placer!
Esta es la conclusión a la que llegaron algunos investigadores canadienses al darse cuenta de que al igual que el sexo, las drogas o la comida (independientemente de sus efectos secundarios), la música activaba los mismos circuitos de recompensa de nuestro cerebro.
Al darse cuenta de que ésta funcionaba en nuestro cuerpo del mismo modo que el resto de adicciones, decidieron probar con una selección de personas un fármaco que inhibe la adicción… ¡y funcionó! Los sujetos dejaron de sentir placer o emociones incluso al escuchar sus canciones favoritas.
Esta investigación supone un gran avance en las bases evolutivas de la música y además, vemos que podemos disfrutar y sentir placer sin sufrir efectos secundarios peligrosos para nuestra salud… una auténtica maravilla.
Es por eso que la música debería estar presente constantemente en nuestra vida… ¡provocando orgasmos a nuestros oídos!
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