Podemos empezar partiendo una patata y frotándola contra la suela. El almidón se quedará impregnado y se volverá más áspera. Algo similar si creamos una capa de laca al rociarla.
Además, podemos untar la suela también con agua y azúcar, utilizar una lija de gran fino e incluso hacer uso de los adhesivos de la bañera. Su fuerte poder antideslizante también nos ayudará si pegamos un par de ellas en nuestras zapatillas.
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