Una oyente nos ha contado que en la noche de San Juan suele quemar todos sus deseos y una vez, un familiar necesitaba trabajo y a los pocos días de haber pedido el deseo, consiguió un buen puesto en Francia, cuando él vivía en Granada.
Otra atrevida compró un romero y estuvo por toda la casa diciendo «Romero, romero, que salga lo malo y que venga lo bueno«. Acto seguido recibió una llamada de su trabajo en la que le decían que no podrían pagarle el sueldo. No ha tenido tanta suerte la señora..
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