Decir buen provecho es una tremenda falta de educación ¿sabes por qué?

En cualquier manual de protocolo la frase está absolutamente prohibida

Nuria Serena

Si te pasa como a nosotros, que por tus manos han caído pocos manuales de protocolo y que la educación recibida ha sido más bien casera, estarás convencido que decir buen provecho cuando alguien está comiendo es el colmo de la cortesía.

MEC MEC…

Siento decirte que estás absolutamente equivocado ni buen provecho, ni aproveche, ni provecho ni ninguna de las expresiones que se extienden a lo largo y ancho de este mundo: Bon Apetite, Enjoy your meal, bon appétit o buon appetito.

Te vamos a contar por qué no decir «buen provecho»

 

¿Tú sabes realmente el significado de la palabra provecho? Retén la imagen del bebé que eructa al terminar de mamar al que la madre le dice: buen provecho. Pues eso es precisamente el “provecho”, ese gas, que a veces va acompañado de un pequeño vómito y que los padres promueven dando palmaditas en la espalda al pequeño.

Si nos remontamos a los anales de la historia nos debemos situar en el siglo VII, invasión árabe. Durante su asentamiento de casi 8 siglos extendieron sus costumbres entre las poblaciones autóctonas. Los pueblos de la península adoptaron parte de su lengua y sus costumbres, entre ellas, el eructo en la mesa como muestra de una buena comida.

Tras su expulsión por parte de los Reyes católicos en el siglo XV, sus costumbres pervivieron entre el pueblo y una de ellas, el erupto, aunque era repudiado por la clase alta, sobrevivió entre la sociedad, al igual que decir “buen provecho” como respuesta a la emisión del gas por parte de algún comensal

Otras razones de peso

En cualquier manual de protocolo, decir buen provecho es una falta increíble de educación. Y por qué, te preguntarás. Pues es de perogrullo.  Cuando una persona está comiendo no debe hablar con la boca llena. Entonces si le desean «buen provecho» el comensal está obligado a responder, casi siempre un GRACIAS, con comida en su boca. Y eso es de una mala educación tremenda. Ese «gracias» puede traer consecuencias tremebundas.

Entonces, ¿qué digo? O mejor no decir nada

 

Los libros de protocolo sugieren que lo idóneo es desear que los comensales «disfruten de la comida» antes de comenzar, ya que eso demuestra un deseo y no necesariamente exige respuesta.