¿Qué hace ella que no hagas tú? ¿Es el perfume, es su piel, hay algún truco para que el aroma del tuyo dure más?
La regla de oro para perfumarte pasa por vaporizar el perfume en tu cuerpo en tres puntos clave: el interior de la muñeca, en el cuello justo debajo de la oreja e, incluso, detrás de las rodillas.
Hay algo que te fastidia lo mismo que la lluvia después de salir de la peluquería: echarte perfume y que, a las dos horas, ese aroma a vainilla desaparezca como por arte de magia. Sí, puedes llevarte el frasco en el bolso, junto con las llaves, el monedero, el móvil, el cargador, el palo para hacerte autofotos, el libro que lees en el metro… Vamos, que oler, olerás de cine todo el tiempo, pero los dolores del hombro no te los quita nadie.
Tampoco tienes por qué comprar una versión más pequeña de tu colonia para que te acompañe cada vez que sales de casa. El problema reside, quizá, en la manera en la que te aplicas el perfume. Y es que, aunque no lo creas, colocar las gotitas en los lugares correctos es todo un arte. Así como para mantener tus rizos en su lugar o como para eliminar la grasa del vientre existen unos pequeños trucos, para esto también.
Si no quieres que tu aroma de cabecera te deje en la cuneta a la primera de cambio, aplica estos consejos:
Los expertos aseguran que las fibras de tu camiseta, de tu pantalón o de tu chaqueta aceptarán de buen grado a tu colonia. Además, el aroma se adhiere de tal forma a la ropa que el resultado es una esencia más potente (y duradera, por supuesto).
De este modo, tu melena se empapará de tu olor preferido. Cepillándote conseguirás que ese perfume se esparza de manera igualitaria por todo el cabello. Cuando sople el viento o cuando muevas tu pelo, el resto del mundo comprobará lo bien que hueles (sí, aunque hayas salido a las nueve de la mañana de casa y ya sean las siete de la tarde).
Después de la ducha es el momento ideal para embadurnarte de tu colonia. ¿Por qué? La respuesta es sencilla: el vapor abre tus poros y el olor se incrusta hasta lo más profundo. Cuanto más hidratada tengas tu piel, más tiempo tardará tu perfume en evaporarse.
¿Que tu frasco contiene esencia de coco? Utiliza jabón de coco para la ducha, aceite de coco para tu pelo, crema de coco para tus piernas… Y luego ya, si ves que tal, pues te abres un yogur de coco.
¿Alguna vez has pensado en ponerte perfume en tus tobillos o detrás de las rodillas? El flujo sanguíneo facilitará que el aroma se esparza desde estos sitios a todo el cuerpo. ¿Ves qué fácil?
Por ejemplo, la exposición al sol y el exceso de humedad pueden afectar a sus ingredientes. Mejor mantenerlo en un sitio fresco, seco y oscuro. Exacto, ¡en tu armario! Nada de dejarlo abandonado en la terraza. De esta forma, estarás sacándole el mismo partido que a un helado fuera del congelador. Es decir, ninguno.
Más sencillo, imposible, ¿verdad? Pues, ya sabes, con estas técnicas no solo desprenderás un olor delicioso por un tiempo prolongado. Además, notarás que tu bolso pesa mucho menos. ¿Empiezas ya a practicarlas?
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