El consumo de fruta a diario es sinónimo de salud. Sin embargo, si la consumes a ciertas horas conseguirás bajar de peso de forma saludable. Ya puestos, lo mismo da mirar el reloj antes de comerla y conseguir este agradable efecto secundario ¿no crees?
Para los expertos, la fruta ha de consumirse principalmente durante la mañana, entre horas y con el estómago vacío y evitar hacerlo después de las comidas. La OMS recomienda ingerir un mínimo de 400 gramos diarios de frutas -y verduras- para prevenir enfermedades crónicas como cardiopatías, cáncer, diabetes y obesidad
Hay expertos en nutrición que recomiendan comer fruta en el desayuno o en la comida en mayor medida que en la cena, pero en realidad se puede comer sin miedo fruta también por la noche, sobre todo, aquellas que son casi todo agua (sandía, piña o melón)
La fruta es bella y te hace tanto bien que debería ser una fiel compañera en tus comidas si quieres tener un óptimo estado de salud. En lo que respecta al horario de ingesta, toma buena nota:
– Por la mañana es más saludable, sobre todo si es a primera hora. La fruta contiene fructosa y energía que quemarás durante toda la jornada. Cuanto antes la consumas, mejor para evitar que el organismo acumule grasas y, por supuesto, para ganar en concentración mental y las vitaminas que necesitas para ponerte en marcha y afrontar tu rutina diaria.
– A media mañana. La segunda mejor opción. Evitarás caer en el clásico aperitivo de cervecita y patatas fritas logrando así subir el nivel de azúcar de tu cuerpo de forma saludable.
– ¿Antes o después de comer? Esta pregunta te la habrás hecho varias veces. Recuerda que lo adecuado es consumir cinco piezas de fruta al día por lo que deberás repartir las tomas durante la jornada. Después de comer, ingiere frutas con semillas (kiwi y fresa especialmente) para que la digestión sea más fluida. El resto de las frutas deberá presentar un adecuado equilibrio con el plato que comas.
En la cena. Lo sabemos, es un clásico ponerse a dieta y sustituir la cena por fruta, pero es un craso error por los siguientes motivos:
– Tu metabolismo empieza a relajarse a partir de las seis de la tarde. Es decir, todo lo que tomes a partir de esa hora el cuerpo entiende que lo debe almacenar para pasar la noche. Cuanto más hidratos y azúcares ingieras, más posibilidades de engordar.
– La digestión de las frutas por la noche es mucho más lenta. Hay dos frutas que confirman esta teoría: el plátano y el melón. Su enorme cantidad de fructosa provoca que el cuerpo tenga que ponerse a hacer horas extra para conseguir digerirla. Esto se traduce en flatulencias, hinchazón abdominal, insomnio y, especialmente, en este pensamiento: «maldita la hora en la que me comí ese plátano».
Además, has de tener en cuenta que hay una serie de frutas que debes evitar dependiendo de tu condición física. Si padeces diabetes puede decirle adiós al coco y al aguacate. Si entrenas a menudo, nada mejor que tomar algún cítrico que te ayude a recuperarte lo antes posible tras el esfuerzo físico.
El melón hidrata, la cereza aporta energía de forma inmediata y así sucesivamente. Los nutricionistas aconsejan, no sin razón, que lo más adecuado es comer todo tipo de frutas y, si es posible, de temporada. Así lograrás beneficiarte de sus efectos de forma más saludable.
Debes recordar que la fruta es un alimento más, que aporta calorías y que tampoco has de hartarte pensando que no vas a engordar. Equilibra las raciones, vigila tu dieta y estimula tu metabolismo. Solo así lograrás ir perdiendo peso de forma progresiva y tu loable objetivo de matar dos pájaros de un tiro: mejorar tu salud y adelgazar.
Así que ya sabes, esas tiendas pintadas de verde con cositas de colores se llaman fruterías. Entra, incluye la fruta en tu dieta, cómela siempre antes de las seis de la tarde y observarás cambios más que agradables en tu cuerpo. ¿Te apetece probar?
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