Da igual en la situación sentimental en la que te encuentres, Beret tiene una canción para ti en este trabajo. Y es que todas las fases de una relación se ven representadas en el mismo, lo que lo convierte en un disco que lo mismo te revuelve las mariposas que te dispara a las entrañas y te acompaña en las noches más tristes.
Todo comienza con la conquista, la ilusión por esa persona que parece haber llegado para cambiar la vida a uno, aunque todavía no sepa en qué sentido. Uno está obnubilado hasta tal punto que eleva a esa persona a la enésima potencia de su vida, llegando incluso a querer convertirla en «el aire que mueve mi bandera«, como canta el sevillano en Si por mi fuera.
Sin embargo, no es un amor recíproco. No al menos en su comienzo. «¿Por qué me das la vida y luego me matas? No sé«, reza el tema. No lo sabe aún, pero el protagonista de esta historia no va a salir bien parado. Aunque sí enamorado hasta las trancas.
Luego llega Me mata, y uno entiende que lo que no comenzó con un paso firme va haciendo el camino como puede. Ambos parecen enamorados e incapaces de vivir sin el otro cuando este canta «me mata, verte al lado mía en la mañana me mata, cuando sin mirarte ya te entiendo me mata, ser libre contigo es lo que más me ata, me escapo y me atrapas«.
Y cuando menos se espera, el bache. Uno cree que ha dado tanto por la relación que no puede permitir echarlo a perder tan rápido, por eso pide intentarlo una vez más: «mejor desde cero que decir ‘desde nunca’«. Dejar la puerta del corazón entreabierta es permitir que puedan entrar y salir cuando se les antoje, y es eso lo que se percibe al escuchar el tema que comparte con Melendi o Prisma, canción que da nombre al disco.
«Porque quiero gritarle al mundo entero que no voy a rendirme, que antes tiro el cielo«. ¿Cómo decirle a un corazón así que a veces una retirada a tiempo es una victoria? Quien no haya apostado por algo hasta acabar hecho añicos que tire la primera piedra…
Y entonces uno piensa, ¿hay algo peor que intentarlo una y otra vez sin éxito? Efectivamente lo hay: cargar con toda la culpa. «Lo siento por hacerte perder el tiempo, por pensar que hacer otro intento por tenerte, lucharte y sentirte te haría feliz«, canta Beret en Lo siento, uno de los temas que le catapultó a la fama y que no ha querido dejar fuera en este álbum.
Llegado al límite, hay varias fases. La de aceptación, en la que uno se libera de la culpa y asume que no hay un culpable, sino dos. Incluso a veces ninguno. Aquí pueden tomarse caminos independientes, pero la historia de Cóseme, tema que Beret canta junto a Vanesa Martín, nos demuestra que aunque «sé que no hay destino alguno que nos siente bien«, se quiere seguir teniendo presente al otro. «No es contigo en el camino, es caminar solo contigo y que te vengas tú también«.
Uno tiene ya la seguridad de poder caminar junto a esa persona sin tener miedo a tropezar de nuevo. Uno puede mirar hacia delante pensando en el pasado, porque somos lo que hemos vivido. Uno sabe que solo uno es el primero en su vida. Y que no hace falta echar el cerrojo a partir de una mala experiencia, sino simplemente saber a quién abrirle la puerta.
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