Se acercan las navidades y con ellas llega el estrés de los regalos, la preparación del menú navideño, conseguir reunir a toda la familia y, por supuesto… ¡las colas infinitas para comprar la Lotería de Navidad! Y es que, aunque nos repiten mil veces eso de »no te va a tocar» o »hay muy pocas probabilidades», e incluso aunque nos intenten quitar las ganas diciéndonos que posibilidades tenemos de que nos toque – una entre 100.000- siempre acabamos cayendo en la tentación de comprar un décimo o una participación con los del trabajo, con asociaciones o incluso con la familia. Y ya no es sólo esto, es que además, en España es tradición regalar Lotería de Navidad.
A ello, le sumamos la idea o la superstición de que si el décimo es de Doña Manolita o de Sort tenemos más probabilidades de que nos hagamos con »El Gordo», pero ésto no tiene porque ser así. Todos los números de cualquier administración tienen las mismas posibilidades de salir. Lo único es que como en estas administraciones se venden más números distintos suele tocar más que en otras, pero la suerte la lleva el número, no la administración así que… ¡no esperes horas en una cola!
Aunque tengamos todo en contra, hay ideas sociales o psicológicas que dicen que invertir 20 euros en un décimo, aunque no nos toque, nos acabará beneficiando… ¿por qué?
Soñamos despiertos: en el momento en que pagamos por un billete de lotería, empezamos a pensar que haríamos si nos tocara, que nos compraríamos, a dónde nos iríamos… situaciones que nos hacen soñar despiertos y que, inconscientemente, empiezan a generar un cambio en nuestra manera de ver la situación económica e incluso, aunque no nos toque podría ser la motivación perfecta para elaborar un plan de inversiones.
Es un componente social importante en nuestro país: ya sabéis lo que se dice »España es diferente», y así es, como ya hemos dicho antes en nuestro país es muy común que utilicemos los décimos como regalos o incluso compartirlos. Ya no sólo buscamos nuestro propio beneficio sino, también, el de los demás y esto acaba haciendo que nos sintamos bien y que fortalezcamos los lazos sociales.
Experiencia colectiva: a los españoles nos encantan las reuniones sociales y estar siempre en contacto con gente, comprar un décimo o una participación nos hace sentir que formamos parte de algo. Además la Lotería de Navidad tiene algo de mágico, o eso dicen, pero es cierto que nos hace sentirnos como niños en esos momentos en los que no queremos perder la esperanza o nos morimos de los nervios.
Queremos que en algún momento la suerte nos sorprenda.
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