Cada vez que abres la boca sube el pan. Pero no solo te definen tus palabras, tus actitudes o tus gestos. También tu postura a la hora de meterte en la cama con tu pareja.
¿Sabías que la forma en la que duermes con tu media naranja revela ciertos detalles de cómo es vuestra relación? Suerte que no hay nadie escondido debajo de la cama o en el armario, pues no necesitaría escuchar una discusión, como las que se tiene que tragar alguna vez tu vecino. Con observar vuestra postura sería suficiente para enterarse de si Cupido hizo un buen trabajo o, por el contrario, os quedan dos días juntos.
Si la mitad de los días uno de los dos se va al sofá, ni falta que hace estudiar en qué posición os acostáis para determinar vuestro grado de complicidad. La cosa está clara: id haciendo las maletas y tened el bolígrafo a mano para firmar los papeles del divorcio.
En caso contrario, debes fijarte en la forma en la que descansa tu cuerpo bajo las sábanas… o sobre ellas, porque puede que seas de esas personas que dan más vueltas en el colchón que un hámster en su rueda. Y ya sabemos el resultado de esta práctica: almohada en la otra punta de la habitación, la bajera envuelta en una pierna, y el otro miembro de la pareja, en la alfombra.
Aquí tienes algunas posiciones típicas y su significado. ¡Suerte!
Seguramente, esta colocación ya la conoces. Es la preferida por el 18 % de las parejas. De las parejas más bien recientes, la verdad. Tu media naranja te abraza, de lado, desde atrás. Indica protección y confianza. Además, esta pose resulta bastante sensual, para qué vamos a engañarnos.
Una variación de la situación anterior. Si te hallas en esta circunstancia, es porque necesitas rozar a tu otro yo, pero también sabes que la calidad del sueño resulta fundamental. Por eso, por fin corre el aire entre vuestros cuerpos. No demasiado, pero el suficiente para empezar a soñar con que se te caen los dientes o con que te pone los cuernos con tu mejor amigo.
Muchos enamorados consideran que esta disposición es ideal, pues existe intimidad y, a la vez, independencia. Consiste en dormir con las espaldas pegadas. Efectivamente, también podría llamarse la posición de la mariposa porque es lo que parecéis si se os mira desde la lámpara. También es propia de parejas incipientes.
Si vuestros cuerpos están separados, pero vuestros pies se rozan, puede que hayáis discutido y las rencillas están empezando a desaparecer. Es una posición que se asocia a enamorados con una potente conexión emocional y sexual. Así que, si tu pose de cabecera es esta, ¡enhorabuena!
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Descansar sobre el estómago del otro indica signos de vulnerabilidad, miedo, falta de control o ansiedad. Esta pose puede darse en momentos puntuales, cuando el protagonista se encuentra débil, emocionalmente hablando. No es la figura más recomendada, pero si es pasajera…
Esta postura la conoces bien porque la sufres cada noche, ¿verdad? Pues has de saber que denota poca consideración por parte de la otra persona. Podría ser el paso previo a su visita al sofá. Y ya, si ronca, ¡apaga y vámonos!
Si no te gusta lo que has leído, puedes adoptar otra posición que te atraiga más, pero, avisamos, antes de entrar en la fase REM ya habrás vuelto a lo de siempre. ¡No hay salida!
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