A buen seguro piensas que usar WhatsApp cada cinco minutos te ha convertido casi en profesional de esta aplicación. Por suerte, sigue habiendo novedades que te sorprenderán gratamente, lo malo es que pueden ser incluso peores que las clásicas mentiras. Es más, aunque los propietarios de la aplicación indiquen que no quieren convertirla en una red social, los tiros van, precisamente, hacia esa diana.
Vaya preguntita. Es complicado no odiar algo que te lleva al borde del infarto cuando uno de los miembros manda, a eso de las 3 de la mañana, el clásico mensaje «Hola, estoy borracho». Lo bueno del caso es que, como todo en la vida, esto puede empeorar y más de lo que pensabas.
Ahora el administrador del grupo se convierte en Darth Vader y controla el contenido que se publica en los grupos a su antojo. Podrá silenciar a algún que otro miembro pesado, tener conversaciones solo con uno de los integrantes e incluso montar videollamadas con todo aquel de que desee.
¿No es fantástico? Pues, mire usted, no. Teniendo en cuenta que el administrador, o administradora, es la madre de tu novia, o tu jefe, vas a estar más controlado/a que la lotería de Navidad. Además, ¿cómo te niegas a responder una videollamada de tu adorado jefe en horas de trabajo? De lo de tu suegra ya ni hablamos.
Por si lo anterior fuera poco, y tuviéramos la suerte de haber sido expulsados de algún grupo, ya no hace falta que te inviten y aceptar la invitación (algo que no harás porque, como todo el mundo sabe, has ido a Alaska a darle una vuelta a tu casa de verano y allí no hay cobertura) sino que el propio administrador podrá reincorporarte al grupo cuando le parezca oportuno.
Como ya sabrás, y dijera Plauto, «el hombre es un lobo para el hombre». O lo que es lo mismo, ajo y agua. Imagina, por un momento, que te apetece ir a un concierto de Shakira. Compras la entrada de forma sigilosa y, de forma repentina, te pones muy enfermo/a la misma mañana del concierto. Tanto que tienes que irte a casa a descansar.
Pues bien, está la colombiana entonando una de sus canciones y ¡videollamada al canto de tu grupo de WhatsApp para ver cómo estás! Si no respondes, insistirán y, si respondes, hasta luego Lucas. ¿Qué podrías hacer?
Los creadores de la aplicación tienen su corazoncito y parecen haberse casi arrepentido de tanta novedad. Tanto es así que las posibilidades arriba glosadas están ya implementadas, pero ¡hace falta actualizar la aplicación!
Así que, ya sabes, tatúate la frase anterior en la palma de la mano, llena de notas de aviso tu móvil y no olvides que la actualización supone ser víctima de los cotillas de turno y de los pesados de tu grupo. Lo sabemos, más temprano que tarde leerás el mensaje «esta versión dejará de funcionar dentro de equis días», pero hasta que esto ocurra no dudes en seguir como hasta ahora.
Por si este truco te falla, o el «listo» del barrio te actualiza la aplicación porque le apetece, cambia de móvil. Vete a casa de tu abuela y pégale el cambiazo. Seguro que entonces serás tan libre como hasta ahora. Ahora bien, si la suerte no te acompaña, solo te quedará o decir la verdad o pegarle un porrazo al teléfono y alegar que no tienes dinero para arreglarlo. En tus manos, y en tus sofisticadas artimañas, está la clave para tu felicidad.
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