Se te da mejor recitar todas las dietas del mundo de memoria que la lista de los reyes godos. Y es que no recuerdas una semana en la que no te hayas sometido a una. Has conseguido mantener alejados los helados de tu vista. De hecho, ni pisas los pasillos con congeladores del supermercado. Las salsas para ti ya son como las hombreras, de otra época, y ni siquiera recuerdas a qué sabe un huevo frito.
Prefieres esposarte a la cama que oler una galleta de chocolate. Entonces, si cumples escrupulosamente con cada norma de tu régimen, ¿por qué no consigues eliminar la grasa de tu vientre? Tu pareja te acusa de comer a escondidas, pero sabemos que no eres de atracar la nevera de madrugada. Y ni siquiera puedes echarle la culpa a tu constitución, pues hace un lustro tenías una cintura de quitar el hipo.
Aunque esta situación te está empezando a parecer un auténtico enigma, hay una razón por la que está siendo imposible alcanzar tu objetivo. La respuesta la tienen los responsables de un estudio realizado al alimón por la VU University Medical Center y la Leiden University Medical Center de los Países Bajos.
Estos expertos consiguieron establecer una relación entre los índices altos de grasa en el abdomen y los índices bajos de vitamina D. Eso sí, al parecer, no han conseguido conocer la causa exacta. ¿Qué quiere decir esto? Efectivamente, tal y como estás pensando, la ausencia de esta vitamina en tu organismo puede ser la que te está impidiendo eliminar la barriga.
Probablemente, y llegados a este punto, te estés preguntando qué debes comer para ingerir esta vitamina. Pues bien, tu próxima cesta del supermercado debe contener pescados grasos como la caballa, el atún o el salmón. Además, no deben faltar los huevos y los hongos. ¡Esta noche cenas revuelto de setas!
Estos alimentos contienen vitamina D de forma natural. Por otro lado, existen otros a los que se les añade. Hablamos, por ejemplo, de los lácteos, los cereales o la bebida de soja. Como ves, no se trata de productos que no puedes ni ver, como la coliflor, o que no puedes pagar, como el caviar y dos kilos de ostras. Por tanto, el acceso a ellos y, por consiguiente, la posibilidad de gozar de un vientre plano es algo más sencillo de lo que pensabas.
Debes saber que esta vitamina D puede conseguirse en mayor medida de otra forma. Si eres un amante de la playa, estás de enhorabuena. Y es que esta sustancia se denomina vitamina del sol por algo. Tu cuerpo la produce cuando te expones a los rayos uva. Eso sí, debes tener una exposición controlada. Recuerda que tostarte al sol tiene sus riesgos. Que te entre en la cabeza esta palabra: protección.
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Por último, debes saber que abusar de esta vitamina es contraproducente. No pienses que poniéndote hasta arriba de huevos vas a conseguir un vientre plano y a salir indemne. Nada de eso. Consumir esta sustancia en grandes cantidades puede dañar tus riñones, elevar el nivel de calcio en la sangre y desestabilizar el ritmo cardiaco. No te librarás de los vómitos, el estreñimiento o las náuseas. ¡Mucho cuidado!
Ya tienes todas las claves para lucir, por fin, un vientre plano. Ahora que ya sabes qué estabas haciendo mal, es hora de poner en práctica tu nueva fórmula. ¿Te apetecen cereales con leche?
También la Vitamina C debe ser habitual en tu rutina facial, independientemente de la época del año en la que nos encontremos. Pero justo después del verano, más, ya que nuestra piel se encuentra más castigada y necesita un plus de nutrientes.
Y es que los beneficios de la vitamina C son numerosos: protege la piel del daño causado por los radicales libres del sol, nos aporta luminosidad, reduce y previene las manchas, favorece la hidratación, nos protege del sol, aumenta la capacidad de síntesis del colágeno y retrasa el envejecimiento cutáneo.
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