Aunque no te lo creas, WhatsApp tiene en España un campo abonado y nos hemos convertido en los usuarios europeos que más usamos esta aplicación. Lo que no está tan claro es que el uso que hacemos de esta forma de comunicarnos sea la más adecuada.
Hasta la ley se está poniendo de parte de aquellos que no están por la labor de ser añadidos a un grupo porque a otros les apetece. Además, las novedades de 2018 parecen estar más encaminadas a descubrir alguna que otra mentira que a mejorar la comunicación entre los miembros de un grupo.
Con lo feliz que eras diciéndole al personal que estabas en Marbella en un club de playa tomándote algo, a pesar de estar en tu casa viendo Verano Azul, y ahora han inventado que cualquiera de tu grupo de amigos pueda hacer una videollamada en la que se descubra tu pastel de la manera más burda.
Es cierto, ese cartel de gran tamaño de un paraíso terrenal te puede ayudar, pero no cuela. Además, si no respondes a la llamada podrás escaquearte alegando el clásico «estaba en la ducha», «había ido a comprar al supermercado» o «había ido a Nueva York a ver a mi tía», pero no cuela.
Tu móvil suena, el personal insiste, quieren dar contigo, los mensajes no dejan de inundarte tu cuenta y no sabes ni qué hacer, ni qué decir. Descuelga, échale valor, una mala tarde la tiene cualquiera, y que te vean como te tengan que ver. Más se perdió en Cuba y volvieron cantando.
Una opción es buscarte un fondo para posar delante del mismo dependiendo de la estación del año. Una gran foto de los Alpes suizos y otra de la antedicha localidad andaluza pueden servirte. Claro que necesitarás también efectos especiales. Un CD con el sonido del mar puede valer. Tu sobrina puede coger la espuma de afeitar e ir rociándote de vez en cuando.
Lo malo será cuando aparezcas en bañador con la foto de los Alpes y viceversa. Por lo demás, también puedes apagar el teléfono, salirte del grupo de amigos, alegar que esta red social ya no es para ti o pegarle un martillazo a la cámara. Todo sea por huir de la plaga bíblica de tus amigos.
Ahora bien, la ubicación en tiempo real y el uso de la videollamada se convierten así en dos métodos más dignos de una película de espías que de una red que intenta conectar a la gente. Es decir, una cosa es el típico mensajito de «nos vemos en media hora para tomar café» y otra bien distinta es una llamada casi intimidatoria para ver qué haces.
Para todo hay solución. Aunque tu móvil te insista, no actualices la aplicación bajo ningún concepto. Si te regalan un móvil nuevo no tendrás escapatoria, pero quizás sea más práctico vendérselo a tu primo, o al primero que se cruce contigo esto ya es cuestión de gustos, para conseguir que tu móvil no se convierta en la estrella polar para tus colegas.
Además, si no te gusta este tipo de historias, se lo más claro que puedas. Abandona los grupos en los que te metan, insiste en que pasas de esta aplicación y apuesta por la intimidad. Ahora bien, si eres sociable, divertido, extrovertido y te encanta estar con tus amistades, dale a este tipo de llamada sin miedo.
Escojas la opción que escojas, lo que debes intentar es siempre ser feliz y pasarlo muy bien. Así que ya sabes, disfruta de tus grupos de amigos y diviértete todo lo que puedas.
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