«Melanina, ven a mí». Es la frase que repites cada verano como si no hubiera un mañana. No crees en el horóscopo, pero por un bronceado eres capaz de sacarte de la manga una pócima con uñas de unicornio y otros ingredientes inimaginables. Tu cruz cada vez que pisas la playa es comparar tu blanco nuclear con ese precioso dorado que adorna las toallas de tu alrededor.
La matrícula de honor que lograste en tu particular operación bikini se queda en agua de borrajas si no consigues poner en valor ese floreado de tu traje de baño. Y para eso se antoja indispensable que ese homenaje que dedica tu cuerpo cada agosto a las gambas de Huelva se convierta en una veneración al chocolate con leche.
Sí, puedes aplicar un filtro tras otro en tus fotografías junto al mar, pero con eso solo conseguirás engañar a tus seguidores en las redes sociales. La realidad es la que es: tu piel está tan cerca del bronceado caribeño como Madrid de San Petersburgo.
Eso sí, si para viajar de la capital de España a tierras rusas en un periquete necesitas un teletransportador, para conseguir ese tono en tus piernas te bastará con unos sencillos trucos. Seguramente muestres incredulidad, pues has probado más técnicas para alcanzar un moreno de cine que dietas. Pero te pedimos que hagas un último intento. Empezarás a atraer la melanina con la misma intensidad con la que acuden las moscas a la miel.
Lo primero que debes tener en cuenta es que ese colorado achicharrado tiene todas las papeletas de ser producto de tu dejadez. Es decir, tal vez no uses crema desde la pubertad. Que te quede claro de una vez: el protector solar es lo primero que debes meter en la bolsa de la piscina. Las enfermedades de la piel no son una tontería. Y siempre será mejor lucir ese blanco intenso que tener una dermis enferma, ¿o no?
¿Ya te ha entrado por fin en la mollera? Entonces, ya estás listo para apuntar los siguientes trucos. Utiliza:
Después de exponer tu cuerpo serrano al sol debes tomar medio vaso de zumo de zanahoria. Está comprobado que este alimento estimula la melanina. Además, puedes preparar un bronceado natural con él, zumo de limón y aceite de oliva. Sencillo, ¿verdad?
Este consejo debes seguirlo sobre la toalla. ¿Ya tienes una base de bronceado? Pues aplica en las zonas más sensibles una pizca de aceite de girasol. El siguiente paso es emplear tu protector de siempre. ¡Moreno caribeño en marcha!
Aceite de sésamo y unas gotas de jazmín. Agita la mezcla y haz uso de ella cuando no pegue la solana. Es decir, cuando vas a emprender el paseo matutino con tu perro, cuando vas a patinar o a hacer la compra a las diez de la mañana.
Una vez que consigas tu objetivo, hay que mantenerlo. Para ello, te traemos otro remedio natural que defienden los entendidos. Se trata de aplicarte leche de vaca con zumo de zanahoria recién hecho antes de acostarte.
Con estas argucias nos quedan claras dos cosas. Por un lado, que este año gozarás de un bronceado para quitar el hipo. Por otro, que la reina de tu nevera cada verano será la zanahoria. ¡Corre al supermercado!
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